El silencio reinó en la atmósfera que circulaba entre los dos, las caricias se hicieron fuertes y estruendosas, y simplemente, dejaron que el rió de emociones fluyera, desechando a su paso todo nivel humano de comprensión, entregándose, dejándose caer en el vórtice de pasión que ahí se generaba, sacando el instinto a flor de piel, sudando los tabúes impuestos, destrozándolos al mas puro estilo de una pintura de Jackson Pollock...
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