"Entrando a wonderland"
-No se como fue posible, pero pude abrir los parpados, se alejaba de mi la pesada sensación de la garganta reseca, destrozada por la juerga anterior, sumiéndome cada vez mas en la mierda del mundo, todo se sentía tan bien.
Salíamos del bar "crazy 88", un caluroso jueves de mayo.
-tengo hambre Viktor - fue lo único que pude descifrar entre el caos que causaba el ruido del lugar, una ciudad anarquista llena de tecnología obsoleta, pequeños androides con fisionomía humanoide, escondidos en la obscuridad, refugiándose en botes de basura, agrupándose para no sentirse solos, abandonados por sus amos, los cuales los sustituyeron por modelos mas recientes. El gran logro de la humanidad, el ego del ser humano convertido en realidad, habían creado "vida", una inteligencia artificial capaz de "sentir" apego a sus primeros propietarios, mas no podían generar mas campos cognitivos, siendo únicos los del afecto, y estos, ni siquiera los podían modificar creando estructuras mas complejas, quedándose estancados en la sumisión, siendo así una especie de esclavo perfecto, la humanidad se había convertido en dios, y como el, a su imagen y semejanza, también fallamos. Las luces palpitantes de la calle salia de los anuncios que había sobre las entradas de cientos de "cybersexpub" una especie de prostíbulos donde las androides con apariencia de estrellas de Hollywood eran lo mas habitual, se podía ver a alguna Madonna haciendo una mamada por 10 créditos o una Lady gaga en un trió bizarro con Prince por 20, algo bastante accesible si tomamos en cuenta que el cine o algo parecido cuestan al rededor de 30 créditos, y eso es lo que me pagan a la semana en aquella asquerosa cadena de comida rápida donde trabajo.
- vamos a mi trabajo, me robe las llaves de la "habitación" al salir el día de hoy, ahí podremos comer algo fresco - pronuncio después de caminar unos 200 pasos hacia el este, con dirección a la zona comercial de Crap city.
al llegar al local, se podían ver las moscas al rededor del foco que se encontraba situado arriba de la entrada posterior, es difícil saber con certeza la hora, pues la concepción del tiempo jamas la pude desarrollar gracias a que soy de la generación de "los topos", niños a los cuales les fue negada la luz del sol, pues un desmesurado crecimiento capitalista opresor dentro de la industria, fue consumiendo los recursos naturales haciendo imposible la vida fuera de las "esferas", estas dentro de si contenían las grandes ciudades, ya que el planeta se había vuelto árido y toxico.
Al introducir la "llave" de acceso, se dibujo una sonrisa perversa en su rostro, sus ojos miel soltaron un destello tal, que parecían los de un demonio soñando con indescriptibles horrores. Al abrirse la puerta, ingresamos dentro de aquella hedionda carnicería - es por aquí - murmuraste mientras dabas pequeños saltos al caminar, como cuando una niña va rumbo a su dulceria favorita, destilando inocencia, y a la vez, perversidad. Conforme avanzábamos, se comenzaban a escuchar ciertos quejidos, la peste se hacia cada vez mas insoportable, al llegar a una pequeña puerta, solo volteaste a mirarme, y con una sonrisa dibujada en tu hermoso rostro de porcelana, pálido por la nula exposición a luz solar, dijiste - al fin llegamos, muero de hambre y sabes que no me gusta la comida sintética - al terminar esto, abriste la puerta, revelando una especie de establo, lleno de criaturas híbridas entre cerdos y vacas con humanos, seres amorfos producto del coqueteo de la ingeniería genética con la industria alimentaria y de salud. Estos "animales" se les amputaban extremidades y ciertas partes del cuerpo, para consumo humano usando su carne para alimentarnos, mientras que los órganos se podían utilizar en trasplantes o cualquier otra necesidad medica, era el año 2351...